Hay muchas razones por las que una organización se puede enfermar: falta de compromiso de su gente, mala administración, malas prácticas, desenfoque… Percibido el problema, es indispensable actuar rápidamente.
Si uno se enferma, va al médico para buscar una cura. Y qué pasa cuando se enferma la organización? Si no es muy grave, puede ser que el remedio casero sea suficiente: reflexión, análisis, plan de acción para superar el momento. Pero si el asunto reviste gravedad, hay que llamar urgente al especialista, para superar lo antes posible el problema.
Es que en las empresas pasa como con las personas: si dejas avanzar el mal funcionamiento, es probable que toda la organización quede atrapada en un tejido maligno. Hasta las mejores personas pueden generar ambientes enfermos, aún sin desearlo. Y a menudo, lo que lleva a esa situación es el desenfoque.
A veces, la necesidad de éxitos inmediatos nos lleva a desenfocarnos, y eso desorienta a las personas que componen ese cuerpo orgánico que es la compañía, se enrarece el clima empresarial, y se pierde el corazón de la compañía, ese “nosotros” que genera la superación matemática en el “juntos somos más”.
Porque la gente debe tener claro hacia dónde va la compañía, para que puedan visualizar juntos la luz del faro, que es lo que llevará el barco a puerto, con la tripulación sana, y una organización motivada. La salud no tiene precio, lo que cuesta es curarse! Prevenga la salud de su organización planificando racionalmente su negocio, confíe en los que saben.
Silvia Alvarez